“Sería una evasión si no buscara entenderme
con él [con El Rojo]. Si alguna vez tienes la inusual ocasión de hablarle al
diablo, entonces no olvides discutir seriamente con él. En definitiva, él es tu
diablo. El diablo es, en tanto adversario, tu propio otro punto de vista que te
tienta y te pone piedras en el camino ahí donde menos las quieres. Aceptar el
diablo no quiere decir pasarse a su bando, si no uno se vuelve diabólico. Más
bien quiere decir entenderse. Así aceptas tu otro punto de vista. De este modo
el diablo pierde algo de terreno y tú también. Y eso, por cierto, podría ser
bueno”
El libro rojo, liber secundus, El Rojo
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